La esperanza es el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea.*
El pasado 4 de abril el presidente de la República llamó a todos los mexicanos a tener esperanza ante la epidemia que está causando el virus de COVID-19 y a los perjuicios económicos que traerá la repentina paralización de las actividades de la mayoría de la población en México ( habría que agregar que esta paralización es mundial, donde han parado más de tres mil millones de personas) Dijo que saldremos adelante, que somos un pueblo excepcional y que nos hemos sobrepuesto a los retos más difíciles como guerras internas (e invasiones externas), corrupción, saqueo y malos gobiernos, enfatizó esta ocasión no será la excepción.
Lo que más llamó mi atención de su discurso fue el optimismo que transmitía. Quise saber porqué y encontré la razón: su discurso llama a tener esperanza, por consiguiente, me di a la tarea de investigar qué es la esperanza y comencé por su definición. Sin embargo la esperanza trasciende al concepto pues se trata de un estado de ánimo y éste es propio de los seres humanos únicamente, los animales y las plantas no pueden tener un “estado de ánimo”.
¿Quién puede tener esperanza? ¿Quién puede tener ánimo (actitud, disposición, temple, valor, energía, esfuerzo, carácter, índole, condición psíquica, alma o espíritu, en tanto principio de la actividad humana)** de que ocurra lo más deseable en medio de las calamidades que se presentan en la vida? Sólo un tipo de personas: las valientes.
Sólo el valiente espera por ejemplo, la victoria en medio de las guerras porque la valentía está en su forma de ser, de igual forma el valiente se manifiesta como tal ante las situaciones imprevistas y para las situaciones calculadas, se prepara.
La valentía es una virtud -que significa un equilibrio- entre el miedo y la insensatez o temeridad (carencia de miedo)*** Por tratarse de una virtud es una actividad cotidiana que se ejercita con disciplina, con esfuerzo, y con el cumplimiento del deber antes que dedicarse a las cosas placenteras, en efecto, preferir lo anterior a lo placentero es muy doloroso, mas al valiente lo mueve la recompensa de la satisfacción de haber podido lograr su objetivo, que no necesariamente es la riqueza, sino más bien el honor, tal como es el caso de los guerreros. La virtud del guerrero se ejercita todos los días pero es en la adversidad cuando demuestra sus alcances.
El valiente espera, sí, tiene esperanza pero no en las situaciones ni en las personas, sino en sí mismo. La esperanza del valiente no tiene un origen externo, sino en él mismo, porque se conoce, sabe cuáles son sus limitaciones y sus posibilidades y sólo puede esperar aquello que es capaz de conseguir.
No se puede juzgar a la gente por sentir temor en estos momentos críticos, ante una amenaza tan severa como lo doloroso que sería padecer la enfermedad que produce el citado virus o peor aún, la pérdida de la vida. Sin embargo esto no nos debe inmovilizar o hacer que perdamos la dimensión de la realidad. ¿Cuál es la realidad? el conocer la fortaleza que nos ha dado nuestro pasado histórico por un lado y por el otro el conocimiento de nuestra propia forma de ser, es decir, la práctica de las virtudes como la valentía que nos ha dado fortaleza a lo largo de nuestra vida. El temor a la muerte o padecer enfermedades o a la vejez es intrascendente, pues son inevitables en la vida. El enfrentarse a ellas, el tener esperanza, es lo que hace la diferencia.
* Definición de esperanza según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, RAE en línea
** Definición de ánimo según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, RAE en línea
*** Aristóteles en la Ética a Nicómaco, libro III, 6. Examen acerca de varias virtudes: la valentía.1988, ed. Gredos, p. 193.
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