sábado, 28 de julio de 2018

Días calurosos y reflexivos



En el último par de semanas ha habido un incremento considerable de la temperatura en casi todo el país. Tal ha sido el fenómeno que la Secretaría de Gobernación, a través de la Coordinación Nacional de Protección Civil declaró el día de hoy estado de emergencia en veintidós estados de la República (573 municipios), con la temperatura más alta en los estados del norte como Baja California, Chihuahua y Durango.

Afortunadamente la zona central de nuestro país, incluida la siempre noble Ciudad de México, se encuentra en una temperatura intermedia entre los excesos del resto del país. Es menester mencionar que nuestro país no es el único que sufre del incremento de temperatura, que Europa no se salva y que en Grecia están padeciendo incendios terribles, esto último es más lamentable aún.

En este verano los estados centrales como Jalisco y Michoacán han tenido unas temperaturas inusuales, me consta, a pesar de no encontrarse dentro de los estados con emergencia. Hace una semana visité la Ciudad de Guadalajara y sus municipios aledaños y la temperatura llegó hasta los 32º con una escasez de lluvia que la mayoría de la gente enfatizaba en los comentarios de sobremesa en esta hermosa Ciudad.

Teatro Degollado, Guadalajara, Jal.
Foto: Libia Fernández G.
Mi viaje de placer coincidió con la publicación de la carta que el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, envió el 12 de julio al presidente de los Estados Unidos. Los medios de comunicación no hacían otra cosa que referirse al tema, aumentando la temperatura que ya de por sí la naturaleza se ha encargado de modificar, haciendo hincapié en el último párrafo de la carta que cierra con una comparación que hace Andrés Manuel entre él mismo y Donald Trump, este último tan odiado en nuestro país y en muchas partes del mundo, que resulta ininteligible -a simple vista- esta comparación. Cito el párrafo de manera textual:

"En cuanto a lo político me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar el establishment o régimen predominante. Todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación de nuestras sociedades, sobre la base de la cooperación y la prosperidad. Hagámoslo".

No resistí las ganas de leer el texto completo en cuanto regresé a mi Ciudad. Lo primero que pensé es ¿por qué ha causado tanto revuelo el último párrafo únicamente? A mí me causa inquietud toda la carta. 

Si bien los mexicanos decidieron un cambio de gobierno, hasta el momento no hemos planteado a nuestro nuevo gobierno qué es lo que queremos que haga, hoy más que en cualquier momento de la historia de México ha quedado claro que la soberanía del país reside en todos y en cada uno de nosotros. Desde mi punto de vista lo que necesitamos es un cambio de régimen y eso implica un cambio de participación en el gobierno y en las decisiones políticas y económicas, de todos los sectores que integran nuestro Estado.

Sabe muy bien el presidente electo que esto es lo que necesita México para sobrevivir, de ahí su lema "por el bien de todos primero los pobres". Desde mi perspectiva esta frase es una propuesta de un reordenamiento de la participación de todos los sectores sociales y políticos de nuestro país, en México más del 70% de la población es pobre, por lo tanto su lema quiere decir: por el bien de todos, primero la mayoría.

La carta enviada al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica me parece precipitada por varias razones: porque no hemos llegado siquiera al primer mes del triunfo electoral y ya hay una publicación de los planes del gobierno con la relación en el exterior más importante que tiene México mientras que la sociedad, los votantes, los electores, no hemos manifestado qué queremos de esa relación.

Todos los mexicanos, a pesar de los esfuerzos neoliberales por erradicar el sentimiento de ofensa que guardamos en nuestro ADN desde 1848, sabemos que es necesario que haya un equilibrio, para eso es necesario el fortalecimiento de nuestro país, empezando por su gobierno y ya lo hicimos. 

Templo del Expiatorio del Santísimo Sacramento, Guadalajara, Jal.
Foto: Libia Fernández G.
Andrés Manuel a diferencia de Trump, ganó con el 53% de la votación directa que equivale a más de 60 millones de votos, su principal adversario obtuvo el 22.27%, no hay ninguna impugnación ( sobre este resultado y no hay ningún escándalo medianamente parecido a la intervención rusa en el proceso electoral de 2016 que probablemente haya favorecido el triunfo de Trump y por si esto fuera poco, no ha habido una marcha o cualquier manifestación de desánimo en contra del triunfo de Andrés Manuel. Por lo tanto no puedo entender qué hace comparándose a sí mismo con el presidente Trump y mucho menos la precipitación de escribir para agradecer "el buen trato y la cordialidad" que ha tenido Trump desde el 2 de julio, de quien ha obtenido el reconocimiento nacional a través de los votos de la décimo cuarta potencia económica mundial.

Baste por el momento expresar mi sorpresa, más adelante y por episodios manifestaré las observaciones que me impulsa esta carta.


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